responsabilidad social - liderazgo
Albert Bargués, navegante oceánico
"Nuestra vuelta al mundo en vela ha sido como la RSC de una empresa"
07/08 - Hay ilusiones que tardan muchos años en cumplirse pero tal vez por eso saben el doble de bien cuando se hacen realidad. Albert Bargués tuvo que esperar 22 años para alcanzar la suya: volver a hacer la vuelta al mundo a bordo de un velero. Lo hizo en la Barcelona World Race, en 109 días, sin ninguna escala y con el Educación Sin Fronteras.
Estefanía Pérez.- Cuando a uno de pequeño le preguntan qué quiere ser de mayor, la profesión de navegante oceánico no está entre las más populares. De hecho, lo primero que le preguntaría un niño (y un adulto) es en qué consiste su profesión
Albert Bargués.- Bueno el término lo dice muy claro: navego e intento que mis travesías sean largas. Es decir, no hago muchas regatas cerca de la costa, sino que hago regatas que como mínimo tienen una semana de duración. ¿Cómo se vive de esto? Hombre, yo diría que en nuestro país y, en general, no es un deporte mediático y para los que navegamos no hay mucho dinero. Vas tirando, pero por encima de todo haces lo que te gusta.
E.P.- Su sueldo depende, por tanto, de los "todopoderosos" patrocinadores.
Albert Bargués.- Bueno es que no puedes hacer travesías si no hay patrocinadores. Y, aún así, siempre vas muy justo, el patrocinador nunca cumple como tú quieres, es un deporte en el que las embarcaciones son caras, hay una labor detrás de puesta a punto de la embarcación, son equipos que rondan las ocho personas aunque en el barco solo vayan uno o dos, etc.
E.P.- ¿Cuánto cuesta un barco como el Educación Sin Fronteras, en el que hizo la Barcelona World Race?
Albert Bargués.- El Educación Sin Fronteras es un barco viejo. Un barco viejo, de segunda mano, puede costar alrededor del millón de euros. Uno nuevo cuesta unos 2,5 millones. Y luego hay que contar los gastos anuales de funcionamiento. Los presupuestos para ello rondan el millón y medio al año. Pero Educación Sin Fronteras, que es una ONG, no ha puesto ni un euro. Hubo una serie de pequeños patrocinadores, que son los que han puesto el dinero necesario para hacer la Barcelona World Race.
E.P.- Un proyecto deportivo, por tanto, con un marcado fondo social
Albert Bargués.- Ha sido como la Responsabilidad Social Corporativa de una empresa. No basta con hacer algo, sino que al hacerlo hay que pensar en la gente que no lo tiene tan bien como nosotros. De la Fundación para la Navegación Oceánica de Barcelona salió la idea de tener un barco que tuviera unas connotaciones sociales, y se apostó por la educación. Educación Sin Fronteras trabaja sobretodo en países de Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. Es una ONG que presenta proyectos a los organismos públicos de aquí para conseguir el dinero necesario para llevarlos a cabo.
"La vuelta al mundo para mí no es un fin, es un camino"
E.P.- ¿Habrá nuevas regatas del proyecto Educación Sin Fronteras?
Albert Bargués.- De momento estamos todavía acabando la Barcelona World Race. Ahora estoy haciendo una labor de compartir la experiencia, estoy dando conferencias. Incluso con Esade nos estamos preparando para que mi conferencia pueda convertirse en un taller para los alumnos del MBA y para empresas. La idea es que se conozca el proyecto y que los alumnos vean como algunos aspectos del proyecto se pueden extrapolar a la empresa.
E.P.- ¿Qué puede aprovechar la empresa de su experiencia como regatista?
Albert Bargués.- Hay muchos aspectos: la definición de una estrategia antes de la salida, la gestión de equipos, de riesgos, de la fatiga, los objetivos, el liderazgo
E.P.- ¿Tiene en mente hacer otra vuelta al mundo?
Albert Bargués.- La vuelta al mundo para mí no es un fin, es un camino. Dentro de este camino que hago, puede darse la oportunidad de otra vuelta al mundo, pero siempre que el proyecto, la gente, el entorno y las circunstancias me gusten.
E.P.- La Barcelona World Race fue una regata que tuvo que hacer en unas condiciones especiales, en tanto que a su compañera de equipo ni siquiera la conocía cuando le propusieron el proyecto, en una disciplina en la que la confianza es imprescindible. ¿Cómo lograron formar un verdadero equipo?
Albert Bargués.- Yo creo que lo esencial fue que los dos teníamos muchas ganas. Eso permitió que nos entendiéramos y pudiésemos funcionar como una pareja de navegantes que tenían como objetivo hacer la vuelta al mundo sin escalas. La primera reunión que tuve con mi compañera, Servane Ecoffier, duró siete horas, en las que hablamos de cómo veíamos la vuelta al mundo, porqué la queríamos hacer cada uno, cómo se sentía cada uno a bordo, de nuestras familias, etc. Poco a poco nos dimos cuenta de que teníamos puntos de vista similares.
"El líder no tiene por qué hacerse notar pero tiene que estar"
E.P.- Lo que no evitó que hubiera momentos de tensión en los 109 días de navegación
Albert Bargués.- ¡Quién no los tiene! Pero fuimos capaces de sobreponernos a los conflictos e incluso de construir a partir de los conflictos. De todas formas, tampoco tuvimos muchos, fueron cinco conflictos declarados. Una de las cosas que decidimos hacer fue comer del mismo plato en la comida caliente que hacíamos una vez al día, lo que nos permitió acercarnos cuando había choques entre nosotros.
E.P.- Durante la regata, decidieron que, a pesar de ser un equipo, sería usted el que asumiría el liderazgo como patrón de la embarcación. ¿Era una figura necesaria?
Albert Bargués.- Es indispensable en toda organización. El líder no tiene por qué hacerse notar pero tiene que estar. Esto es como los árbitros en un partido de fútbol: lo ideal es que no se nota que están, pero ellos hacen que las cosas funciones. Creo que el líder de un equipo debe facilitar a los demás las herramientas para que puedan hacer su trabajo y que se sientan a gusto haciéndolo. Ése era mi rol.
E.P.- Barcelona ha logrado cerrar con éxito la primera edición de la Barcelona World Race, mientras que la Copa América por el momento ha roto su contrato con Valencia. ¿Cómo ve el futuro de esta regata?
Albert Bargués.- Barcelona apostó por tener la Copa América. Yo di mi opinión y dije que era un error porque la Copa América es algo que pasa y se va, no depende de ti. Las condiciones para hacer la Barcelona Wolrd Race eran que fuese vela oceánica, que fuese una competición propiedad de la ciudad y que se repitiese periódicamente, en este caso, cada cuatro años. Las cosas dejan huella en el largo plazo. En el caso de la Copa América, como no lo puedes controlar, pueden pasar estas cosas, y es una lástima porque Valencia ha hecho una gran labor y cuando podía recoger más frutos, que es con una segunda edición, no los podrá recoger. La Barcelona Wolrd Race, en cambio, es una cosa de aquí. La organiza la Fundación para la Navegación Oceánica de Barcelona, en la que intervienen el Ayuntamiento de Barcelona, la Cámara de Comercio de Barcelona, el Puerto de Barcelona y el Salón Náutico. Estos cuatro patrones lo único que quieren es el interés de Barcelona y lucharán para que la competición perdure. Creo que será uno de los clásicos. De hecho, creo que habrá entre 15 y 20 barcos en la próxima edición