Cómo no debe vestir una abogada
La apariencia de un abogado es fundamental. Proporciona la primera impresión sobre su capacidad y profesionalidad. En un mundo en el que la imagen cuenta y cuenta mucho los profesionales del Derecho no escapan a la evaluación de su habilidad a través de su vestimenta. Este es el primero de dos artículos referidos a la indumentaria en el mundo del Derecho, uno dedicado a las mujeres y otro a los hombres.
Aquí te dejamos una serie de consejos sobre lo que NO debe vestir una abogada que aspira a que la tomen en serio y a abrirse camino dentro de la profesión.
- Deja tus sombreros en casa. Ni boinas, ni gorras, ni sombreros tienen éxito en esta profesión salvo que quieras asociarte a una imagen retro.
- No te maquilles como una puerta pero tampoco evites el maquillaje. Sombra de ojos con brillos, sí. Brillos por toda la cara, no. Sí, ya lo sabemos, es esquizofrénico, pero si no te pones maquillaje pensarán que eres tan vaga que si no te molestas para eso cómo serás en tu trabajo, y si te pones demasiado pensarán que tienes un gusto pésimo y que tu trabajo será igual de pésimo. Si no caes en estos extremos el maquillaje te hará parecer más profesional.
- No lleves encima todo el contenido de tu joyero. En general en el vestir cuanto más simple mejor. Collares y pulseras tintineantes son distracciones innecesarias para tu trabajo. Las cadenas de oro… uffff.
- Cuida tus uñas. Llévalas arregladas y de un tamaño adecuado. O vampiresa o abogada.
- Lleva la rompa limpia y planchada y cámbiala varias veces a la semana. Cuanto más pulcra seas en el vestir más imagen de profesionalidad proyectarás. Una ropa limpia proporciona frescura y dinamismo.
- Evita los estampados en tu ropa. Puede que seas tan brava como una leona o que tengas unos reflejos de leopardo en los tribunales pero, ¿hace falta que lleves estampados de animales en tu ropa de trabajo?
- Olvida las minifaldas, pantalones cortos y tops. Tampoco tienes que vestir como una monja pero ten presente que cualquier cosa que deje ver por encima de la rodilla y por debajo del inicio de la clavícula es una mala idea.
- Deja la ropa de sport o de salir con los amigos en el armario. La comodidad tiene su punto pero en un trabajo serio en el que la imagen es importante indica falta de profesionalidad. Los leggings no son para ir a trabajar. Ni el chándal o la sudadera. Los pantalones de cuero tampoco. Las lentejuelas son para ir de fiesta. Ten especial cuidado con las camisetas rotuladas con algún mensaje. A ti te podrá parecer divertido o una forma de mostrar tu compromiso con alguna causa. En cambio para el cliente que acude con un problema legal serio resultará entre molesto e irritante.
- Tus complementos pueden ser tus amigos o tus enemigos. Sí, puede que sea útil pero en el despacho o en el tribunal una riñonera te hará parecer ridícula. Sí, también las gomas para la coleta pueden ser cómodas pero todavía no han encontrado su lugar en el mundo del Derecho. Sí, las gafas de sol pueden darte un aire misterio pero, ¿es eso lo que busca tu cliente en su abogada? Mejor deja las gafas de sol para días soleados.
- Deja el calzado informal en casa. ¿Náuticos? Mala idea. ¿Zapatillas en el despacho? Pésima idea.
- Los tatuajes son para la vida privada. Ese tatuaje tan sexy puede darte confianza en tu día a día pero no hace falta que lo vayas exhibiendo por ahí. Si quieres tatuarte algo busca un trozo de piel que habitualmente vaya cubierto por ropa. Evita tatuajes en la cara o en las manos. No querrás que los únicos clientes que atraigas sean víctimas de parafilias.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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